Lesly y Soleiny dibujaron en el hospital, donde se recuoeran con su hermano y su hermana menores, al perro del Ejército entre los árboles cerca de un río
Pieza clave en el hallazgo de los cuatro niños desaparecidos en la selva colombiana, fue el perro rescatista Wilson, también extraviado, objeto de una campaña de apoyo en redes sociales y de una búsqueda activa por parte del Ejército, que “nunca abandona a un compañero en el campo de batalla”.
#VamosporWilson, #FaltaUno, #WilsonHeroeNacional son algunas de las palabras clave que inundan las redes sociales colombianas en apoyo al pastor belga malinois de 6 años que participó activamente en el increíble hallazgo con vida el viernes de Lesly (13), Soleiny, (9) Tien Noriel (5) y Cristin (1). Los cuatro niños indígenas vagaron por la selva amazónica durante 40 días tras el accidente aéreo del 1 de mayo, del que fueron los únicos supervivientes.

El ejército sigue buscando al perro Wilson, clave en el rescate de los niños en la selva colombiana

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“Deben hacer todo lo posible para encontrar al perro Wilson”, perdido en la selva desde hace varios días, declaró a Afp Nora Villa, un ama de casa de 55 años, resumiendo el sentimiento generalizado en Colombia.
El Ejército dice que “la búsqueda no ha terminado” porque “nunca abandona a un compañero en el campo de batalla”, explicando en Twitter que “mientras rastreaba y en su prisa por encontrar a los niños (Wilson) se alejó de las tropas y se perdió”.
“Continúa la Operación Esperanza, de acuerdo con las directrices del presidente (Gustavo Petro) (…) hasta que logremos recuperar al perro Wilson”, declaró el martes el general Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, indicando que se habían movilizado “70 comandos de las Fuerzas Militares” para encontrarlo.
“Vamos a buscar a Wilson y traerlo de vuelta”, dijo el general Pedro Sánchez, jefe de la operación de rescate de los niños. El dueño del perro, Cristian David Lara, permaneció en el bosque. “No quería abandonar la zona hasta encontrar a su perro”, declaró Sánchez al diario El Espectador.
“WILSON SE DESORIENTÓ”
Wilson estuvo allí desde el principio de las operaciones de búsqueda, cuando a mediados de mayo el ejército pudo localizar el Cessna 206 con el morro clavado verticalmente en la espesa selva y los tres adultos a bordo -la madre de los niños, un familiar y el piloto- muertos.
Fue él quien encontró el biberón de Cristin a casi cuatro kilómetros del lugar del accidente, manteniendo viva la esperanza de encontrar con vida a los niños. Durante la búsqueda también se encontraron fruta masticada, pañales, refugios improvisados, unas tijeras y huellas de pisadas.
Pero hace quince días, “debido a la complejidad del terreno, la humedad y las condiciones meteorológicas adversas, (Wilson) se desorientó”, dijo el ejército.
Varios indicios, como las huellas del perro junto a las de los niños, sugieren que Wilson “fue el primero en encontrar a los niños”, dijo el general Sánchez.
Lesly y Soleiny, que se recuperan en un hospital de Bogotá con su hermano y su hermana menores, hicieron un dibujo de un perro entre los árboles cerca de un río.
Astrid Cáceres, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), dijo el sábado que Lesly “nos contó (…) de la perrita que se perdió, que no sabe dónde está, y que estuvo con ellos un tiempo”.
En Colombia, sumida en una guerra interna con guerrillas y narcotraficantes desde hace medio siglo, el ejército ha adiestrado a más de 17.000 perros en detección de explosivos y rescate.
Según el general Sánchez, Wilson no llevaba GPS, como es habitual en este tipo de operaciones, porque en esta región del sur de Colombia viven disidentes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se negaron a firmar el acuerdo de paz de 2016: así se evitaba que “el enemigo” lo localizara.
Paola Romero, profesora y dueña de un perro, lamentó a Afp que el Ejército “no haya tomado las precauciones necesarias para poder” geolocalizar a Wilson.
Luis Prado, trabajador independiente, “cree que es necesario buscarlo hasta cierto punto, en la medida en que la presión mediática lo permita, porque eso implica sacrificios humanos y más recursos”.